domingo, 11 de marzo de 2012

Consenso de Washington

Se entiende por Consenso de Washington un listado de políticas económicas consideradas durante los años 90 por los organismos financieros internacionales y centros económicos con sede en Washington DC (Distrito de Columbia), Estados Unidos, como el mejor programa económico que los países latinoamericanos deberían aplicar para impulsar el crecimiento, pero con los años se convirtió en un programa general, incluida Europa.
En realidad el Consenso de Washington fue formulado originalmente por John Williamson en un documento de Word en noviembre de 1989.
El propio Williamson cuenta que en ese histórico borrador incluyó "una lista de diez políticas que personalmente pensaba eran más o menos aceptadas por todo el mundo en Washington".
  1. Disciplina presupuestaria (los presupuestos públicos no pueden tener déficit)
  2. Reordenamiento de las prioridades del gasto público (el gasto público debe concentrarse donde sea más rentable)
  3. Reforma Impositiva (ampliar las bases de los impuestos y reducir los más altos)
  4. Liberalización de los tipos de interés
  5. Un tipo de cambio de la moneda competitivo
  6. Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) (disminución de barreras aduaneras)
  7. Eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas
  8. Privatización (venta de las empresas públicas y de los monopolios estatales)
  9. Desregulación de los mercados
  10. Protección de la propiedad privada
Hay que puntualizar que por "más o menos", Williamson entendía el complejo político-económico-intelectual que tiene sede en Washington D. C.: los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial), el Congreso de los EEUU, la Reserva Federal, los altos cargos de la Administración, y los institutos con destacados expertos (think tanks) económicos. Aunque Williamson subrayó que debe aplicarse con criterio, la lista pronto se convirtió en lo que más o menos pensaban los economistas sobre lo requerido para el progreso de todos los países en vías de desarrollo. Sin embargo, los ciclos de auge y apogeo no terminaron y se expandieron de América Latina a otros países, y también hubo pérdida del producto que duró más o menos una década para que las economías regresasen al nivel anterior a la transición. Y por cierto, también hubo una serie de crisis financieras a nivel más o menos generalizado.
El consenso sin duda no logró los resultados esperados. Se llegó a demostrar que el crecimiento efectivamente está ligado al comercio, pero que se debían dar incentivos para dicho comercio; además, la liberalización del comercio a veces deterioraba esos incentivos (apreciación cambiaria, por ejemplo). Mientras fue posible, se logró el crecimiento a través del comercio con incentivos tales como la reducción de los derechos a las exportaciones, un tipo de cambio más competitivo, la liberalización de las exportaciones antes que las importaciones (industrialización sustitutiva de importaciones), el mejoramiento de la infraestructura para el comercio exterior, y la creación de zonas francas.
Otra dificultad identificada, fue que las estrategias se centraron más en la eficiencia que en ampliar la productividad y por ende el crecimiento, por lo que estas reformas verdaderamente no inducían el crecimiento.
Además, si bien estas recomendaciones de política económica se planearon para crecimiento sostenido, no se resolvieron satisfactoriamente los fallos públicos y del mercado, que impiden acumular capital y aumentar la productividad.
Esa breve lista tomó autonomía y se constituyó en lo que más tarde se denominaría «neoliberalismo», especialmente por parte de sus críticos.
Con posterioridad, la "lista" inicial fue completada, ampliada, explicada, y corregida. Así y en distintos foros, se ha oído hablar del "Consenso de Washington II", y del "Consenso de Washington III".[1] [2] [3]
Asimismo el Consenso de Washington ha recibido gran cantidad de críticas. Quizás las más importantes sean las que le formulara Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001 y ex vicepresidente del Banco Mundial. Críticos de la liberalización como Noam Chomsky o Naomi Klein, ven en el Consenso de Washington un medio para abrir el mercado laboral de las economías del mundo subdesarrollado a la explotación por parte de compañías del primer mundo.
Las críticas, que provienen desde la antiglobalización hasta del mismo liberalismo económico junto con algunas de sus corrientes: la escuela clásica y la escuela austríaca. Ellos argumentan además que los países del primer mundo imponen las políticas del Consenso de Washington sobre los países de economías débiles, mediante una serie de organizaciones burocráticas supraestatales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, además de ejercer presión política y extorsión. Se argumenta además, de forma muy generalizada, que el Consenso de Washington no ha producido ninguna expansión económica significativa en Latinoamérica, y sí en cambio algunas crisis económicas severas, y la acumulación de deuda externa que mantiene a estos países anclados al mundo subdesarrollado.
PS: Esta es la fuente de todos los problemas que asola al planeta entero. Esto destruyó a muchos países, los muertos, la pobreza y la humillación de pueblos enteros no serán olvidados, pero por delante tenemos la lucha de recuperar a Europa de sus garras.

2 comentarios:

  1. Me gustan mucho tus comentarios, explican muy bien por qué estamos como estamos.

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  2. Todo tiene un origen, creo que muy pocos europeos saben qué significa el consenso de washington, pero son más los que nunca han escuchado de él. Y sin embargo sufrimos sus embates desde finales de los 80. Privatizar eso sí lo saben, pero no saben que es parte de una planificación mayor, que es una contrarevolución conservadora que se llevará por delante el estado del bienestar, escudados en la crisis, los mismos que la fomentan, se forran.
    El decálogo neoliberal colgado tiene el mismo objetivo, que todo el mundo se entere de qué va esto. Nadie está a salvo, primero caen los más débiles, los más desprotegidos, pero luego sigue la clase media, la mayoría cae de nivel casi a proletariado, pocos pueden mantener su status y los menos subir un peldaño. Banderola en una villa de emergencia (chabolas) de buenos aires 'bienvenida clase media'. Y se cumplió con creces.

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