domingo, 30 de septiembre de 2012

  

¿DÓNDE ESTÁS PSOE?, ¿DÓNDE ESTÁS TRISTE DE TÍ?


La 'espantada' del partido mayoritario de la Oposición es, como mínimo, preocupante. ¿o será algo más que una 'espantada'?.

 


Aparte de unos tibios comentarios por aquí o por allá, el PSOE parece estar, como el marido de la Delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, la 'inclita' Cristina Cifuentes, "en paradero desconocido".  El partido mayoritario de la oposición parece un mero 'oyente'  en el transcurso de los debates parlamentarios, por ejemplo, no ofreciendo un frontal y enérgico rechazo a los presupuestos más antisociales que se recuerden, o sin manifestarse a nivel de calle o como mínimo en los medios, en apoyo de la ciudadanía ante la ofensiva del gobierno fascista liderado por el ultrareaccionario Rajoy. En toda circunstancia,  parece que el PSOE se haya tomado un largo periódico sabático.


¿Recordáis las masivas manifestaciones del PP contra el gobierno de Zapatero con cualquier causa o excusa, o la tremenda crispación social generada por Rajoy mientras estuvo en la oposición?. Estoy seguro de que sí lo tenéis aún bien presente, entre otras cosas porque en fechas recientes, en las redes sociales se ha recordado que Rajoy hiciece alarde de ello (*) pero por lo que se puede ver, el partido de Rubalcaba lo ha olvidado por completo; al igual que el papel que le corresponde como primer partido en la oposición. ¿O es que tal vez, a juicio del PSOE, el gobierno de Rajoy no está dando sobrados motivos para que la ciudadanía se agite multitudinariamente con actitud de autodefensa ante los aporreamientos físicos de los sicarios del gobierno y de los menos visibles, pero globalmente más graves de Rajoy y de sus ministros?.



En definitiva; ¿qué conclusión se puede sacar de la desaparición fáctica del PSOE?...la que cada uno de nosotros podemos extraer es que la oposición es cómplice en la sombra del gobierno pues con su silencio pone de manifiesto su anuencia a las medidas de Rajoy y a su represión brutal.

¡Ah!... por si a alguien le pasó desapercibido; el pasado 25S, miestras el Pueblo se manifestaba y era salvajemente reprimido prácticamente frente al Congreso, sus 'insignes' representantes votaban en la Cámara dos Propuestas de Ley muy interesantes:

1ª) Aprovechamiento de los alimentos que tiran los supermercados: PROPUESTA RACHAZADA.

2ª) Poner limitación a los sueldos  de los políticos: Votos emitidos: 314; Votos en contra: 308; Votos  a favor:  6 , por tanto: PROPUESTA RECHAZADA.

Ante este estado de cosas, los ciudadanos deberíamos sentirnos en total desamparo, pero los hechos evidencian que estamos cada día más cohesionados ante el infortunio...y que no necesitamos a esos políticos de contubernio de salón más que para expresarles nuestro mayor desprecio...y para pedirles responsabilidades llegado el momento...y no me refiero a una previsible y próxima convocatoria electoral.

Desde aquí me uno a la más que necesaria y exigida petición de los ciudadanos en las calles:

¡¡ RAJOY DIMISIÓN !!...¡¡ YA !!

(*)  http://www.youtube.com/watch?v=ARZ-EjPDlCg&feature=player_embedded#! 




martes, 25 de septiembre de 2012

Público.es - Otras miradas


25S: ¡Liberemos al Congreso de su secuestro!

25 sep 2012 



Esther López Barceló
Diputada de Esquerra Unida del País Valencià en Les Corts










Alberto Garzón Espinosa
Diputado de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados.










 

¡Esto es un secuestro! La democracia, para ser tal, ha de servir al pueblo, residir en el pueblo y emanar del pueblo. Y por ello ha de estar sujeta a leyes, elaboradas a partir de la razón y de la justicia, que salvaguarden los derechos fundamentales de la ciudadanía y los antepongan ante cualquier otro poder. Y precisamente por ello lamentamos y denunciamos que en nuestros días la democracia y sus leyes estén secuestradas por poderes económicos ajenos a la razón y a la voluntad popular.

La crisis económica no ha hecho sino mostrar la verdadera esencia de unos mecanismos que hasta ahora se habían presentado como democráticos y que, por el contrario, ahora se revelan inútiles en la función de representar la voluntad popular. Y esto es tan grave como decir que no tenemos ningún control sobre nuestras condiciones de vida y sobre el modo en que nos organizamos como sociedad.

Cuando un gobierno rompe el único vínculo que le une con la ciudadanía, que es el programa electoral que se compromete a cumplir, está violando la legitimidad de la soberanía popular y deslegitimando su propia existencia. Desde luego ello es legal, pues no hay ningún fundamento jurídico que le impida hacerlo, pero supone también que estamos ante algo injusto e ilegítimo.

La falta de respeto por los principios democráticos de nuestros gobernantes, unida a su mediocridad y su afán por imponer sus planes son las causas de que sólo sepan actuar mediante la represión policial y el recurso de cita ininterrumpida del corpus jurídico del statu quo. ¡Cómo si no supiéramos discernir qué es legal o no dentro de este marco!

Este sistema aparentemente democrático se nos vendió como el diseño más perfecto para nuestro país, capaz de protegernos y garantizarnos derechos sociales. Nos dijeron que era un sistema que nos proporcionaba capacidad para decidir.

Más de treinta años después una nueva generación afrontamos un dramático escenario. Somos la llamada “generación perdida”, la juventud sin futuro. Y ahora que nos levantamos para reclamar democracia –porque queremos decidir sobre nuestras vidas- y justicia –porque queremos vivir en paz- nos sentimos totalmente abandonados a nuestra suerte; aquella que decidieron otros. Y la más amable respuesta que obtenemos es la llamada al exilio, esto es, a la búsqueda de esperanza fuera de nuestra tierra.

Sufrimos la persecución cuando nos rebelamos y  cuando contestamos los ataques de unos gobiernos que roban nuestras esperanzas con infames excusas. De hecho ya no hace falta haber vivido la dictadura franquista para contar aquello de “corrimos delante de los grises”, pues muchos de los que nacimos tras la muerte de Franco ya lo hemos tenido que hacer.

Nos persiguieron e inventaron atestados policiales cuando emergimos en la primavera valenciana; nos intentaron expulsar de las plazas donde acampamos; nos persiguieron cuando participamos en la Huelga General, nos criminalizaron salvajemente por empujar carritos de la compra mientras denunciábamos el hambre creciente.

Nos criminalizan por poner nuestro cuerpo de trinchera ante un desahucio; nos criminalizan e identifican policialmente por reunirnos en un parque público como el Retiro para debatir sobre política; nos criminalizan, en definitiva, porque estamos poniendo de manifiesto que lo que un 23 de febrero no acabó de fraguar se está permitiendo que prospere cada día de forma legal.

Empezaron cambiando la esencia del principio constitucional, que garantizaba la aplicación de derechos fundamentales, para priorizar el pago a las entidades financieras. Aprobaron una amnistía fiscal que permitió que los delincuentes de cuello blanco, estafadores que merman la sanidad y educación pública, quedaran indemnes de cualquier sanción. Aprobaron una reforma laboral que dinamitó nuestra defensa ante la explotación laboral, permitiendo enmascarar despidos improcedentes en despidos objetivos. Legalizaron el racismo en la sanidad pública. Incrementaron las tasas para obstaculizar a los más pobres el acceso a la educación. Rescataron y rescatan a los bancos, haciendo un bote común con nuestros impuestos, mientras nos expulsan de nuestras casas tras habernos expulsado de nuestros trabajos.

Dicen que queremos dar un golpe de Estado. Pero no es cierto. Lo que queremos es dar un golpe encima de la mesa. Queremos alcanzar la democracia. Queremos una legalidad que nos represente y nos defienda. Queremos vivir sin miedo. Porque tenemos propuestas, reivindicaciones, necesidades. Porque el 25S es un arma cargada de propuestas de futuro. Porque para poder recuperar nuestra soberanía, nos hemos dado cuenta de que es imprescindible un Congreso liberado.


http://blogs.publico.es/otrasmiradas/341/25s-liberemos-al-congreso-de-su-secuestro/



lunes, 24 de septiembre de 2012

 
LA VERDAD SOBRE GÜRTEL 
 
EL BLOG DE JOSÉ LUIS PEÑAS


LA RATA ABANDONA EL BARCO
Jueves, 20 de septiembre de 2012


 
Rattus es un género de roedores miomorfos de la familia Muridae, conocidos comúnmente como ratas. Sobre ellos es muy conocida la frase: “Abandonar el barco antes de hundirse”. Frase que se ha convertido en referencia para todo tipo de abandono o deserción; se puede abandonar un helicóptero, se puede abandonar la libertad con el tamayazo, se puede huir de Bombay dejando atrás lo que se dejo, se  puede dejar de lado, la buena educación, y se puede desertar de la rectitud y saltar del barco de la honradez para caer en el mar de la podredumbre y la corrupción.



Panegíricos


Ese tipo de ratas suele contar con sus propios palmeros, comparten la sandez, la mentira y la falacia, además de compartir los medios económicos públicos a su antojo y libre albedrío. De igual forma les siguen un rosario y toda una flota de medios afines al roedor y a la extrema derecha, que hacen de algo, bajo y ruin, una alternativa. Patético.

La susodicha siempre levanta la misma cuidada y estudiada polvareda, cuando no es insulto, es grito, cuando no lágrima viva falsa y austera, y como siempre media verdad junto a media mentira, en definitiva caos, oscuridad, tiranía.


La realidad es que la salud física y la moral esta en contra de la desertora.


La primera me importa un ardite, allá ella y sus cuidados y sus medios económicos, la segunda es la que me preocupa y me indigna. Su salud moral es precaria debido a su mala gestión, debido a su cariño por la corrupción y a su interés en tener a corruptos cerca para que le sacaran castañas del fuego, me preocupan los parados que deja, las deuda que deja, la deuda oculta, el estado de la sanidad y de la educación, me preocupa que no haya entregado al juez los 200 expedientes de contratación solicitados, me preocupa que nos obliguen a decir que ha sido buena cuando realmente ha sido oscura, tendenciosa, maligna y cruel con aquellos que osaron enfrentarse a su poder omnímodo. Todo con la mentira por vitola, en su escudo de armas debería figurar Pinocho.


Grandes logros 

Sin querer ser exhaustivo, un pequeño repaso a la política de esta persona, que abandona en medio del huracán, nos demostrará que es, como todos, buena gestora en tiempos de bonanza y traidora en medio de la miseria que tenemos. El personajillo que nos abandona, empezó su andadura en la comunidad con un fraude democrático similar al de Baviera en 2002, (Alemania es democráticamente hablando, una nulidad), el Tamayazo, baldón ideológico que perdurará en la señas de identidad del PP hasta que se aclare.


Los hospitales construidos por empresas privadas, explotados, nunca mejor dicho, por las mismas, son en su mayoría gestionados por el entramado Gürtel, bonito, el dinero que durante 70 años debemos pagarles no contabiliza como deuda, de lo contrario todos estaríamos más que pasmados, todo para tener menos camas que hace una década, y tener un servicio propio de Gabón (perdón para los gaboneses). Morimos en las camillas, nos eternizamos en las urgencias, una prueba de sueño te dan cita para dentro de dos años, una vez has muerto, imagino. Esto es lo que nos ha traído el liberalismo sangriento.


Las autopistas y radiales deficitarias y que nos costarán 4.000 millones de euros para rescatar a empresas amigas del PP Gürtel, vías que conducían a un desastre económico desde el principio con unos estudios de uso irracionales y a todas luces falsos, ¿pagará la traidora con su dinero sus desaguisados?


¿Qué demonios pasará con el tren ligero del noroeste?, la previsión oficial en su inauguración en julio de 2007 fue de 16.000 viajeros por hora. Cuatro años después, las líneas transportan entre 15.000 y 20.000 usuarios al día, según fuentes de Metro. De 160.000 usuarios a apenas 18.000 al día, pero ¿esto es de recibo?, ¿quién responde?, ¿Esperanza, Granados o el de la coleta blanca?


Telemadrid ruina total, gobernada por el PP desde hace 25 años, pero nos dicen que la culpa es de ZP, Cajamadrid ahora Bankia costará a los españoles 22.000 millones, entidad gobernada desde hace 30 años por el PP, (claro la pifia fue unirla con la CAM, el PP no tienen nada que ver)… No olvidamos las cuentas ocultas o mal hechas de 2011 en su Comunidad. Sobre Eurovegas he escrito algún articulo, bochorno. Mandar a niños  a Cuba para hacer no se qué, no es de recibo…


Su obra cumbre

Y su obra cumbre Gürtel, sacó de ella lo mejor: el insulto, la mentira y el desprecio por la ley y el orden, eso es su liberalismo de pacotilla y personalizado, que se mueve a la altura moral de la dama, a la altura de los roedores. Cuando toda su mentira se podía venir abajo, me insultó, me intentó denigrar e intentó hacerme pasar por el malo, incluso en su arrogancia supina e ignorancia propia de los de sangre azul llegó a postularse como descubridora de Gürtel. El tiempo y al naturaleza nos pone a todos en nuestro sitio y nos carga con las cadenas y penitencias en este mismo mundo, no creo en que paguemos en el más allá. El más acá es suficientemente fiero con aquellos que roban, mienten y son infieles a sus juramentos.

Gürtel quedará como la obra de corrupción más dañina de la democracia, auspiciada, cuando no alentada, desde José María Aznar, hasta la presidenta que huye, pasando por el actual presidente que gozó de sus planes vacacionales todo incluido.

Se va usted y no siento nada más que alivio; pesar por su posible vuelta y sensación descorazonadora ya que el siguiente de la fila vislumbra desde su dorado ático los dineros que se acercan en lontananza. Nuevos casos Gürtel se están cocinando en los fogones peperos, esta España de ubre generosa, está dispuesta a saciar a los más sedientos de dinero público: bancos, empresarios, corruptos, defraudadores, partidos políticos, están esperando como maná las ayudas y rescates mil millonarios que se avecinan.

PD: a vuelapluma, un político ingles pide perdón en un video por incumplir una promesa electoral. Una. Si Rajoy hiciese algo parecido necesitaría la trilogía del Padrino para confesar sus pecados.

http://laverdadsobregurtel.blogspot.com.es/2012/09/abandona-el-barco.html




sábado, 22 de septiembre de 2012


CATALUÑA Y SU DEMOSTRACIÓN PRO-INDEPENDENCIA                         
                        



Después de la masiva manifestacíón secesionista catalana y tras recibir de un  amigo de esa nacionalidad un correo justificando la 'necesidad de independencia' con similares argumentos victimistas que tanto rédito les ha ido proporcionando a los diversos gobiernos catalanes frente al centralismo, no he podido por menos que responderle en los téminos  que hago públicos a continuación:

"Javier, no creo que exista pueblo alguno sobre la piel de toro que haya recibido más afrentas que el andaluz por boca de políticos catalanes. Creo que si alguien se puede sentir víctima de algo es el andaluz como individuo...y como pueblo; las palabras que siguen no dejan lugar a dudas, y la frase paliativa y veladamente exculpatoria "es catalán todo aquel que vive y trabaja en Catalunya", no merece credibilidad alguna cuando antes se ha pronunciado la siguiente y brutal sentencia:

El andaluz vive en la ignorancia y la miseria mental, es la muestra de menor valor social de España” Jordi Pujol “dixit".



http://www.elplural.com/2012/09/19/jordi-pujol-el-andaluz-vive-en-la-ignorancia-y-la-miseriamental-es-la-muestra-de-menor-valor-social-de-espana/



Y no vale la pena transcribir los comentarios del Sr. Durán i Lleida puesto que por ser recientes están en la memoria de todos...y tampoco las vejaciones individuales y colectivas que tuvieron que soportar durante lustros los miles y miles de emigrantes andaluces -y de otras procedencias-, que ayudaron con su sangre, sudor y lágrimas a levantar y sustentar la economía catalana.



No entro ni salgo en la decisión soberana que pueda tomar TODO el pueblo catalán en libre refrendo pues entiendo que los pueblos deben decidir sus propios destinos, y lo cual está consagrado como de Libre Derecho en Carta de las Naciones Unidas, y así lo he manifestado claramente en todo foro en el que me permito expresar mi opinión, pero insisto que  la decisión del pueblo no debe estar inducida ni coartada por ningún poder, endógeno o exógeno.



Como simple comentario añadido, te traslado una 'entrada' que ayer mismo realicé en un medio tan abierto como FB, con el ruego de que  tengas la amabilidad de corregir, si a tu criterio es procedente,  mi apreciación de que lo que se está produciendo en Catalunya, por obra y gracia de unas oligarquías que en su día estuvieron al servicio del Dictador tanto o más que las eufemísticamente llamadas "mesetarias"... no es una “huida hacia adelante”...y es de verdad la voluntad LIBRE y NO MANIPULADA del pueblo catalán.



Mi antes mencionado comentario en FB:



Estoy francamente sorprendido de que el inteligente y culto pueblo catalán se haya dejado manipular por su casta política, principalmente por la que ahora ostenta el poder en Catalunya, cómplice de las tradicionales oligarquías, que ha esquilmado las arcas públicas de manera similar a lo sucedido en las Comunidades valenciana, madrileña, murciana, balear, etc, asunto sobre el que descaradamente el Sr. Mas trata de 'tirar balones fuera'  exacerbando al afán nacionalista del pueblo catalán, y probablemente intentando con ello echar una densa cortina de humo sobre sus gravísimas responsabilidades...y las que saldrán pronto a relucir...

No se porqué será, pero 'el caso catalán' me recuerda sobremanera la situación Argentina y la trágica 'distracción' de la Guerra de las Malvinas que también a modo de cortina de humo sobre los problemas internos crearon los corruptos políticos de aquel gran país, y sus cómplices uniformados.

¿Poqué no propone el Sr. Mas un referéndum, estableciendo los adecuados protocolos y plazos, en orden a que la opinión pública sea formada e informada LIBREMENTE, sin presiones y sin datos falsos o tendenciosos, siendo claramente advertida de las ventajas y riesgos, y solicite que todo el proceso sea supervisado por un organismo supranacional absolutamente independiente?...como pudiera ser una Comisión de las Naciones Unidas, por ejemplo.”

 

Y otro motivo más de reflexión para el pueblo catalán debería ser el hecho de que su antaño potente industria textil y metalmecánica que junto a actividades productivas muy diversas tales como eléctrica y electrónica -todas autóctonas – y que generaban plusvalías del trabajo -la riqueza real de los pueblos-, ya quedó hace muchos años en una mera entelequia, carencia que fue temporalmente paliada por las facilidades que los sucesivos gobiernos catalanes dieron a la entrada de multinacionales y por el primer boom inmobiliario. Pero, a nadie le puede haber pasado desapercibido que las multinacionales que generaban puestos de trabajo han ido buscando nuevos y más favorables 'paraísos' … y de la industria de la construcción, mejor ni hablar...



Consecuencia de ello, es que el modelo económico catalán ha ido derivando hacia la actividad terciaria con lo que esto implica, y si bien el turismo por fortuna, se muestra muy pujante, quedan el sector agrícola y ganadero como primeros representante del modelo Secundario, pero que por sí solos no pueden sostener la pujanza económica que el Sr. Mas 'visiona' y que 'permitirá' convertir de nuevo a Cataluña, ya no en el motor de España, de cuyo lastre se habrá librado, sino ¡de Europa!...



Y yo me pregunto ¿porqué no aspirar a superar a China, Japón y a Alemania juntos?...ya puestos.



Y una última reflexión: el Sr, Mas urge al empresariado catalán evitar la dependencia del mercado “español”, que supone el “irrelevante” por no decir 'ridículo' 80% del total de sus exportaciones. Tengo la impresión que esa “consigna”, muy a pesar de los empresarios catalanes, no les va a resultar difícil cumplirla si el mencionado e 'iluminado' líder sigue insistiendo en ella...éstos recibirán amplia 'ayuda' de sus normalmente fieles clientes andaluces, gallegos, extremeños, castellanos, etc. etc...



En cualquier caso, no hay problema; estoy seguro de que al empresariado catalán le resultará tan fácil “desprenderse” de esos clientes, como conseguir nuevos mercados para sus productos que, sin duda alguna, está esperando con los brazos abiertos gracias a la  “gran competitividad actual” de las empresas catalanas...



Y si eso falla, está la creatividad del Sr. Mas, que ya ha previsto la solución a todo, incluido al problema del paro casi millonario: el milagro se llamará ¡Barcelona-World!...¡qué increible derroche de imaginación!, ¡y qué visión de futuro tiene el Sr. Mas!".

jueves, 20 de septiembre de 2012


No a la intervención. Sí hay alternativa al saqueo.
 
 
12 de Septiembre de 2012
 
 
 
 
 
Mientras el gobierno se resiste a solicitar antes de las elecciones gallegas y vascas el mal llamado rescate, es decir, la intervención completa de España por parte de la Troika, Alemania y EEUU presionan en sentido contrario. Y en el interior del país, desde la CEOE hasta la mayoría de medios de comunicación urgen a Rajoy a solicitarlo cuanto antes.No a la intervención. Sí hay alternativa al saqueo.


A nosotros, al 90% de la población, nos corresponde ahora, por el contrario, levantar la bandera contra una nueva intervención exterior que va a suponer un saqueo todavía mayor de nuestros salarios e ingresos, un redoblado ataque contra nuestras condiciones de vida y un futuro de degradación, empobrecimiento y desigualdades para nuestros hijos y nietos. Esto es lo que nos estamos jugando ahora mismo.

Armados con mentiras de destrucción masiva, gobierno y medios tratan de confundir a la mayoría de la población, inoculando la idea de que al haber vivido por encima de nuestra posibilidades, ahora debemos pagar por habernos gastado lo que no teníamos. Y que por eso es normal que Merkel presione para que le devolvamos lo que sus bancos nos han prestado en todos estos años. No hay un ápice de verdad en ninguna de estas ideas. Nosotros no les debemos nada a ellos.

No les debemos nada


A diferencia de las palabras, los números no engañan. Ni España como país ni el 90% de los españoles debemos nada a banqueros alemanes, franceses y norteamericanos.

La deuda externa que mantiene la economía española con sus acreedores extranjeros asciende a 1,1 billones de euros. De todo esa deuda, bancos y cajas son las principales deudoras, con un saldo de 447.133 millones de euros, lo que equivale al 42% de toda la deuda externa española. Mientras que monopolios y grandes empresas, las únicas con acceso al crédito exterior, adeudan 352.151 millones, el 33%.

"Un puñado de bancos son responsables del 90% de la deuda"Por contra, los millones de familias españolas apenas debemos un mísero 0,24% a la banca extranjera. Y el Estado, es decir, la deuda pública, poco más del 24%. Y tampoco principalmente porque en los años de bonanza haya derrochado el dinero (aunque por supuesto que ha habido altos niveles de despilfarro, corrupción y depredación por parte de la clase política, que tiene que responder por ello), sino porque el gobierno central –primero el de Zapatero, después el de Rajoy– se ha mostrado dispuesto desde 2008 a comprar, avalar y garantizar con dinero público gran parte de la deuda privada de los bancos. Esa es la única razón de porqué la deuda pública se ha duplicado en menos de cuatro años.

Un puñado de bancos y monopolios son responsables exclusivos de al menos el 87% de esa deuda, la suya más la que han endosado al Estado. Y ahora los bancos alemanes, propietarios del 22% de la deuda externa, los bancos franceses, dueños de un 20%, los norteamericanos, con un 17%, y los británicos, con el 14%, nos reclaman imperiosamente a nosotros el pago de esa deuda mediante continuas rebajas de salarios y pensiones, recortes salvajes en la sanidad y la educación públicas o feroces subidas de todo tipo de impuestos y tarifas.

Como resultado, cada euro que un pensionista se ve ahora obligado a pagar por sus medicamentos va directamente a engrosar su cuenta de beneficios. Cada céntimo de más que pagamos por la subida del IVA va a enriquecer a ese pequeño puñado de grandes oligarquías financieras del planeta. Al reclamar y exigir una mayor intervención sobre el país, su único objetivo es asegurarse que su proyecto de saqueo sobre el 90% de la población se lleva a cabo de forma cabal y completa. Esta es la verdadera sustancia de lo que está pasando hoy en España.

La mayor mentira jamás contada


Que el Estado español tiene un gravísimo problema con la deuda pública y que ese es el origen de todos los males, es una de las mayores mentiras jamás contadas. A pesar de haber asumido una parte sustancial de la deuda privada de bancos y monopolios, la deuda publica de España, en proporción al PIB, sigue siendo una de las más bajas de la eurozona, inferior, por ejemplo, a la de Alemania, Francia, Italia o Gran Bretaña. Y no digamos ya si la comparamos con la deuda pública de EEUU, el verdadero agujero negro que consume y devora los recursos y la riqueza generada en la mayor parte del planeta, y en particular de los países que estamos más sometidos a su órbita de intervención y control.

La deuda pública española supondrá a finales de este año el 72% del PIB. La de EEUU, el 110% según su gobierno. Pero según  la Reserva Federal (el banco central norteamericano) se eleva a más del 400% del PIB. Y las cuentas del mayor fondo de inversión en deuda pública del mundo revelan que en realidad está ya por encima de 650% del PIB, alrededor de los 100 billones de dólares. Y todo para mantener el monstruoso aparato militar que todavía le asegura la hegemonía mundial. Una supremacía que sus propios recursos y su peso en el mundo ya no son capaces de sostener ante el avance de las potencias emergentes y numerosos países en vías de desarrollo.

Y que por eso mismo les obliga a saquear e incrementar constantemente los tributos que estamos obligados a pagar los países que estamos bajo su dominio.

¿Hablamos de deuda pública? Muy bien. Pues que empiecen a devolverla los que más deben. Y el primero de todos, la superpotencia yanqui.

Sí hay alternativa

Como justificación suprema de los recortes y ajustes, Rajoy y su gobierno no se cansan de repetir que “no hay dinero y no podemos gastar lo que no tenemos”. ¿Nos quieren hacer creer que en la doceava economía más grande del planeta no hay dinero para atender las necesidades más básicas de la población? Pues será porque alguien se lo está llevando a manos llenas.

Un simple ejemplo basta para desnudar su mentiras.

La ministra de Sanidad afirma que con el copago y la retirada de la Seguridad Social de más de 440 medicamentos el Estado se ahorrará 1.758 millones de euros al año.

Pero calla que sólo mantener el impuesto sobre el patrimonio, anular la bajada del impuesto de sucesiones o eliminar la rebaja de impuestos para las personas que ingresan más de 150.000 euros al año y las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año supondría recaudar cada año 12.452 millones de euros más. Es decir, siete veces más de lo que se pretende saquear a jubilados y enfermos crónicos en nombre de que “no hay dinero”.

"Es imprescindible que nosotros, el pueblo, nos unamos y nos organicemos"Y esto es sólo un botón de muestra. Porque acabar con la multitud de desgravaciones y exenciones fiscales que tienen bancos, monopolios y multinacionales (y que les permiten tributar menos de la mitad de lo que pagan pymes y autónomos) supondría para Hacienda recaudar cada año 44.000 millones de euros extras. Dinero suficiente para crear más de medio millón de puestos de trabajo cada año. Por no hablar de los miles de millones que bancos y grandes fortunas desvían cada año a paraísos fiscales o las leyes que permiten a multinacionales como Exon, Google, Microsoft, Volkswagen o Apple actuar en España como en un auténtico paraíso fiscal.

Mienten. No es que en España no haya dinero. Es que necesitamos –como están haciendo los países que sí crecen, desde Islandia hasta Argentina o Brasil– llevar adelante una política de redistribución de la riqueza para acabar con el paro y salir de la crisis en beneficio de la mayoría.

Y para conseguirlo es imprescindible que nosotros, el pueblo, nos unamos y nos organicemos Esa es la clave de todo.

Unidad del 90% de la población en un frente amplio capaz de dar una respuesta común a los ataques de nuestros enemigos y levantar una alternativa política que sirva a nuestras necesidades e intereses.

Organización de los trabajadores y las clases populares en torno a una línea que, como la que defiende nuestro partido, Unificación Comunista de España, señale quiénes son nuestros verdaderos enemigos y quiénes nuestros auténticos amigos, marque con claridad el camino a seguir y no tenga otros compromisos ni ataduras que defender consecuentemente los intereses del 90% de la población.

Merkel ha estado recientemente en Madrid para dictar a Rajoy las condiciones de la nueva intervención sobre España. Nosotros tenemos la oportunidad de darle una respuesta inmediata y masiva, firme y contundente.

El próximo 25S tenemos oportunidad de ello.


Traducción de un artículo publicado el jueves en varios periódicos económicos alemanes, enviado por su corresponsal en España.
 
Así es como ve a la 'Casta Política' española esta competente profesional.
 

*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista.
 
06.09.2012 
 
 
Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.

En Alemania crece la critica contra la supuesta "mentalidad de fiesta" de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel. Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.

España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas. Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.

Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables. Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes-, pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-15- o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania. A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.

Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras. Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa . Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.

La pasada semana el ministro de Industria Soria -imputado también por corrupción urbanística en Canarias- acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.

No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.

El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España. En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas. Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.

Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.

Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.

Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania. Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.

Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia. Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.

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martes, 18 de septiembre de 2012


¿Es EEUU una democracia?

Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 17 de septiembre de 2012

 
Este artículo señala las enormes deficiencias del sistema democrático estadounidense basado en un sistema electoral mayoritario, y no proporcional, y en la privatización de la financiación de tal proceso democrático. El artículo cuestiona también las tesis aparecidas en el diario El País sobre la necesidad de eliminar todavía más el sistema proporcional español, criticando a la vez la falta de actitud crítica hacia tal sistema democrático estadounidense por parte de la mayoría de los medios de información españoles.

Esta pregunta parece, a primera vista, una provocación, pero no lo es. En un momento como el actual con una extensa cobertura mediática de las elecciones a la Presidencia y al Congreso de EEUU, en la que aparece un debate vivo e intenso entre dos posturas distintas representadas por dos opciones claramente diferenciadas, el Partido Republicano y el Partido Demócrata, cuyos candidatos a la Presidencia del país han sido resultado de unas primarias, especialmente intensas en el caso del Partido Republicano, tal pregunta será interpretada por la sabiduría convencional que tales medios reproducen, como una “frivolidad” en el mejor de los casos, o como un indicador más del supuesto “antiamericanismo” que supuestamente caracteriza a las izquierdas europeas. Puesto que tal acusación ya se ha hecho en más de una ocasión, me siento en la necesidad de aclarar que he vivido durante muchos años en EEUU y que me siento comprometido emotiva y políticamente con el bienestar de las clases populares de aquel país a las que he intentado servir durante mis años de trabajo en EEUU (desde las aulas de la academia hasta los despachos de la Casa Blanca), siendo mis críticas a las instituciones representativas de aquel país fruto de tal compromiso, pues comparto la percepción generalizada que tiene la mayoría de la población estadounidense de que tales instituciones representativas no representan en realidad sus intereses. El 85% (repito, el 85%) de la población estadounidense, por ejemplo, no considera que el Congreso de los EEUU represente sus intereses. Y cuando se les pide a quién creen que representa, la respuesta mayoritaría (el 82%) es la Corporate Class (los componentes de las élites empresariales de las grandes compañías o empresas del país).

La mayoría de la población lleva razón. Los debates de la vida política se hacen dentro de unos márgenes muy limitados definidos precisamente por tal Corporate Class, que es la que financia el proceso electoral y las campañas electorales de la gran mayoría de los políticos. Ni que decir tiene que existe diversidad en el abanico de propuestas hechas por los dos partidos mayoritarios –el Partido Republicano y el Partido Demócrata-, diversidad que es la que alimenta el debate político y mediático en el país. Pero tal diversidad está muy limitada debido a las fronteras ideológicas definidas por la Corporate Class. Existen miles de ejemplos de esta falta de diversidad. Por ejemplo, todas las ofertas de cambio en el sistema de sanidad, eminentemente privado (aunque financiado públicamente en un 48% de todo el gasto sanitario) no cuestionan el protagonismo de las compañías de seguro privadas en la gestión del sistema, y ello a pesar de que según las encuestas de opinión popular, una mayoría de ciudadanos en aquel país preferiría un sistema (como existe en Canadá) en que el papel de tales compañías sería muy inferior. En realidad, la aplicación del sistema canadiense en EEUU permitiría la extensión de la cobertura sanitaria a toda la población (medida deseada por la mayoría de la población) a un coste mucho menor que el actual de EEUU (que alcanza a ser un 16% del PIB). Tal posibilidad, sin embargo, ha sido descartada, incluso por el Presidente Obama. Las compañías de seguros privadas han financiado extensamente las campañas de todos los candidatos (tanto de los demócratas como de los republicanos) a la Presidencia de EEUU, impidiendo que tal alternativa sea incluso discutida. Y ello, repito, a pesar de su popularidad.

La baja calidad democrática de los sistemas mayoritarios

El sistema bilateral mayoritario, sin ningún sesgo de proporcionalidad, favorece esta captura de los partidos por los componentes de la Corporate Class. Es paradójico que EEUU, el prototipo del sistema electoral mayoritario sea tomado como ejemplo por algunas voces en España. El reciente artículo en El País “Una teoría de la clase política española” (14.09.12) proponiendo el sistema mayoritario muestra un claro desconocimiento de su autor, César Molinas, de la realidad política estadounidense, el sistema mayoritario “por excelencia”. En realidad las graves limitaciones que existen en la democracia española se basan precisamente en la escasa proporcionalidad de su sistema electoral. El protagonismo de la vida política y mediática del país por parte de dos opciones mayoritarias (favorecido por tal sistema electoral) en España ha empobrecido enormemente la vida política del país, facilitando, a su vez, su adaptación (cuando no coaptación) a los poderes financieros y económicos dominantes en España. No es extraño, por cierto, que los movimientos a favor de cambios profundos en sus sistemas democráticos –como el Occupy Wall Street y el 15M- hayan ocurrido en dos de los países con menor proporcionalidad en su sistema político (EEUU y España).

La privatización del sistema electoral

El otro problema de la democracia estadounidense es la privatización del sistema electoral. Las elecciones son financiadas predominantemente por fondos privados provenientes en su gran mayoría de las grandes empresas y de los grupos fácticos que donan su dinero con el objetivo (exitoso) de influenciar a aquellos que reciben el dinero. La gran mayoría de fondos que financian a los candidatos (incluyendo a Barack Obama en las últimas elecciones presidenciales y en las presentes) procedían y proceden de grandes empresas o asociaciones comerciales o profesionales.

Esta situación ha alcanzado su máxima dimensión con la aprobación por parte del Tribunal Supremo de EEUU, de una sentencia, en el caso Citizens United vs Federal Electoral Commission, permitiendo que las empresas pudieran dar tanto dinero como quisieran a los candidatos políticos a fin de influenciar las elecciones y/o las decisiones políticas. Estas empresas pueden, incluso, ser extranjeras. Hemos visto así como el Instituto Americano del Petróleo (IAP), el portavoz de las compañías petrolíferas, se ha gastado 7.3 millones de dólares para oponerse (exitosamente) a cualquier legislación federal que previniera el calentamiento ambiental, resultado de la utilización de petróleo. Uno de los dirigentes más activos ha sido Tofiq Al-Gabsani, el representante de las empresas petrolíferas basadas en Arabia Saudí, hoy uno de los mayores financiadores del candidato republicano Romney.

La participación activa del IAP en la financiación del Partido Republicano fue la causa de que el 86% de los nuevos miembros republicanos en las últimas elecciones al Congreso de EEUU firmaran un manifiesto, redactado por IAP, en el que se comprometían a oponerse a cualquier tipo de legislación que regulara el comportamiento de la industria petrolífera para prevenir el cambio climático. El IAP ha negado que el obvio cambio climático tenga nada que ver con la utilización del petróleo, financiando estudios de nula credibilidad científica que supuestamente muestran que tal cambio climático se deba a causas naturales (ver Lee Fang “How Citizens United unleashed millions in secretive spending by US and foreign firms”. The Nation. 27.08.12).

Otro ejemplo es la Asociación de la Industria Farmacéutica, que ha gastado 10 millones de dólares para evitar (exitosamente) que el gobierno federal sea el que defina el precio de los fármacos que éste compra, con lo cual el precio de tales fármacos los dicta la propia industria farmacéutica en lugar del gobierno federal. EEUU es el único país que no utiliza su enorme poder de compra de fármacos para dictar los precios de los productos farmacéuticos que compra. Tiene que comprarlos al precio marcado por la industria.

¿En qué se gasta el dinero?

Esta cantidad de dinero se utiliza sobre todo para comprar tiempo televisivo y radiofónico, abierto al mejor pagador sin ninguna regulación en la distribución de tal espacio. Y el contenido de los anuncios políticos, cuyo número y tiempo de exposición depende del dinero del candidato político, tampoco tiene ningún tipo de regulación. Un anuncio puede mentir descaradamente –como lo hacen los candidatos Romney y Ryan- sobre sus adversarios políticos sin que haya ninguna capacidad de respuesta, excepto comprando otro anuncio que lo rebata. El que tiene menos fondos puede aparecer y rebatir menos. De ahí que el objetivo de Romney sea conseguir varias veces más dinero que el candidato Obama, hoy Presidente, pues está seguro (y lleva razón en sus predicciones) que con tal abundancia de fondos puede derrotarlo. Y estos fondos proceden, de nuevo, en su gran mayoría de la Corporate Class. Como ha reconocido nada menos que el Senador Republicano John McCain, candidato republicano a la presidencia de EEUU en 2008, “las elecciones en EEUU son un juego de poder en el que ambos partidos políticos –el Republicano y el Demócrata- compiten para permanecer en sus cargos, vendiendo el país al mejor postor” (citado en Bill Moyers, Money in Politics: where is the outrage?). ¿Es esto una democracia? Imagínense que esto ocurriera en Venezuela. El follón que se armaría en los medios sería enorme. Ocurre en EEUU, y tales medios dedican horas y horas a lo que llaman proceso democrático en aquel país, sin cuestionar, ni una sola vez, si es, en realidad, un proceso democrático.


http://www.vnavarro.org/?p=7836&cpage=1#comment-62770


domingo, 16 de septiembre de 2012


La tele social del PP

ANIBAL MALVAR - PUBLICO.es

14 sep 2012



Ahora que en la TVE manda el PP, los programas más sociales, vindicativos y revolucionarios vuelven a estar en manos de la gente que sabe de eso. O sea, los nobles. Nuestra televisión pública acaba de fichar, para un programa de denuncia social de La2, ni más ni menos que al heredero del condado de Donadio de Casasola, menos conocido como Bertín Osborne, para dotar a la cadena de contenidos arrabaleros y
explicar lo bien que viven los enfermos de sida extranjeros cuando les
quitas la seguridad social. El programa que dirigirá este reconocido
intelectual se emitirá los domingos bajo el título Un mundo mejor, y nos
contará las tragedias cotidianas del español con crudeza, sin tapujos ni censuras y con la objetividad como espoleta.

La elección de Bertín Osborne demuestra, una vez más, que nuestro PP es el partido obrero español, el que se preocupa del ciudadano de a pie cuando se baja del BMW, y el que menos capacidad tiene de disimulo. No es casualidad la elección del futuro conde de Donadio de Casasola para explicarnos en la tele cómo sobreviven nuestros pobres de pedir, como tampoco fue casualidad el nombramiento de Soledad Becerril, marquesa de Salvatierra, como Defensora del Pueblo.

La izquierda de este país, en cuanto pilla cacho y poder, se empeña en querer enseñarnos cómo se trata a los pobres, cuando de toda la vida han sido nuestros nobles los que organizaban mercadillos benéficos para indigentes y los que más limosnas daban a las puertas de las iglesias. El conocimiento que el noble español tiene del pobre es, por tanto, producto de un acercamiento directo, de una meditada investigación del lumpen, y de una sensibilidad especial para reírse del dolor ajeno. Sabe mucho más de la pobreza el que dona una limosna que el que la recibe, de ahí que pocos indigentes españoles hayan organizado colectas y mercadillos para paliar la agonía judicial de nuestro asediado duque de Palma, por ejemplo.

No todo el mundo tiene el coraje en España de sostener un título nobiliario, con toda la pesada carga revolucionaria que eso conlleva. Y por tanto, es difícil encontrar gentes suficientemente preparadas como para conducir un programa de televisión de corte tan combativo como será Un mundo mejor.
 Hace ya casi 40 años, las agónicas autoridades franquistas de Asturias quisieron otorgarle el condado de Luarca a nuestro premio Nobel Severo Ochoa. Para sorpresa del gentío, el investigador rechazó tal galardón. La prensa internacional interpretó este rechazo como denuncia contra un país donde la ciencia y la cultura eran estigmatizadas y perseguidas, ya que Ochoa, en 1956, había adoptado la nacionalidad estadounidense para poder ir y venir, desde el exilio, sin que lo trincara la policía político-social por vestir bata, y además blanca, en el lugar de trabajo.

Lo que vino a dar a entender la prensa del régimen, con razón, es que a Severo Ochoa le faltaron cojones para ser Grande de España, como Bertín Osborne o Soledad Becerril. Cualquier español que se ponga un rato, te descifra la cadena del ácido ribonucleico y en el minuto que le sobra acierta una de catorce. Lo difícil es tomarse un solysombra sin toser, decirle a tu propia que no te gusta que a los toros se lleve la minifalda, y cantar Dos corazones y un destino sin que te dé la risa.

Con este nombramiento, La2 da un cambio que debemos aplaudir, pues el pensamiento español está mucho mejor representado por Bertín Osborne que por Severo Ochoa u otros personajes de documental. Hay que agradecerle al PP su transparencia, ya que decisiones de este tipo demuestran al populacho cerril que ellos no esconden sus afinidades intelectuales, sus gustos estéticos, ni sus paradigmas éticos, en este caso focalizados en la incontestable figura de Bertín Osborne presentando un programa de denuncia social.

Ahora ya solo falta que pongan a un tiburón financiero locutando los documentales de fauna y flora de La2. Y explicándonos, con una gran sonrisa, que el pececillo somos nosotros.





http://blogs.publico.es/rosa-espinas/



viernes, 14 de septiembre de 2012

LA MUERTE DEL EMBAJADOR USA EN LIBIA Y LA FALAZ MANIPULACION DE CADA DÍA. 

ABC, AYER, 13 SEPTBRE.



Ese medio, reaccionario hasta el paroxismo, que aplaudió hasta con las orejas el asesinato de Ghadaffi y que no tuvo empacho en publicar en portada las brutales fotos del Presidente libio, asesinado y vejado por los mismos que han dado ahora cuenta del 'embajador' y que me abstengo de 'subir' por la gran dureza de éstas y porque estarán grabadas por su increíble crueldad en la memoria de todos, se refería ayer a esta foto publicada en todos los medios del suceso como "LA IMAGEN MAS CRUEL DE LA PRIMAVERA ARABE".

Por supuesto que no hace mención alguna a la labor desempeñada por el "embajador" en el reclutamiento de mercenarios y gestión 'in situ' de aquella guerra que se saldó con un genocidio, animado por él mismo como plenipotenciario agente USA y la OTAN como adláter...ni a las tremendas imágenes de ciudadanos libios desarmados siendo ametrallados por los mercenarios pagados por las monarquías árabes y armados por occidente o directamente arrollados por los vehículos de éstos sin el menor escrúpulo...ni a los centenares de asesinados yaciendo en las calles de Trípoli u otras ciudades arrasadas por los aviones de la OTAN o por esos asesinos apátridas.

Todo eso para el repugnante ABC es irrelevante...la verdadera tragedia es la muerte de un instrumento del poder oligárquico-militar-industrial USA...

¡Quién siembra odios, recoge tempestades!
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MEDIDAS ECONOMICAS IMPUESTAS POR "LA TROIKA", INICIADAS CON LA CONTROVERTIDA REFORMA CONSTITUCIONAL APROBADA CON NOCTURNIDAD Y ALEVOSIA POR EL GOBIERNO DEL PSOE, EN CONNIVENCIA CON  EL PARTIDO POPULAR, Y LAS QUE YA EL GOBIERNO POPULAR HA IDO TOMANDO, SIGUIENDO LAS 'INSTRUCCIONES' "A PIES JUNTILLAS" DESDE SU ACCESO AL PODER, EXPUESTAS DESDE SU VISIÓN JURIDICA POR UNO DE LOS MAS BRILLANTES MAGISTRADOS DE ESTE PAIS.

 PERSPECTIVAS DE RUPTURA CONSTITUCIONAL

Joaquim Bosch
Magistrado y portavoz de Jueces para la Democracia
Público.es - 14.09.2012
 




La Constitución de 1978 surgió en el contexto de una transición que tuvo más insuficiencias de las que se han querido admitir. Pero nuestra Carta Magna reguló un sistema de derechos fundamentales equiparable al de los países más avanzados de nuestro entorno. Se fijaron unos derechos sociales que suponían el respeto a la dignidad de toda persona, como un núcleo esencial para garantizar sus necesidades básicas y el libre desarrollo de su personalidad. Es cierto que el cumplimiento de estos preceptos constitucionales no ha sido suficiente. Sin embargo, parece poco discutible que ha sido la etapa en la historia de nuestro país en la que se ha producido el mayor avance de los derechos humanos.

Asistimos ahora a un cambio drástico. Con el pretexto de la situación económica internacional, se pretende desmantelar nuestro Estado Social. La Constitución establece la obligación de los poderes públicos de que sean respetados estos derechos fundamentales, así como el deber de promover la igualdad y la libertad de los ciudadanos. Y nuestro texto constitucional regula unos principios básicos sobre la redistribución de la renta, como forma de garantizar esos niveles de igual cobertura de las necesidades esenciales. No obstante, en unos pocos meses se han producido la restricciones más intensas de los derechos fundamentales de toda la etapa democrática.

Se ha aprobado una reforma laboral que rompe el equilibrio en las relaciones contractuales, para precarizar absolutamente la situación de los trabajadores. Se han decretado todo tipo de recortes en los servicios públicos más importantes, como la sanidad, la educación, la justicia y la más diversas prestaciones sociales. Se han incrementado los impuestos para las clases medias y la clase trabajadora, mientras que siguen sin contribuir las grandes empresas, las entidades bancarias y las grandes fortunas, en contraste con los países europeos más avanzados, en los que estos sectores son los que financian en gran parte el Estado Social. Todo ello supone avanzar hacia los dogmas del Estado mínimo y del neoliberalismo económico, a partir de las teorías de Hayek, Friedman o Nozik. No se trata de nada nuevo. Tampoco nos encontramos ante una situación pasajera. Los cambios pretenden convertirse en estructurales. Y miran en el horizonte de determinadas apuestas de parte de la sociedad norteamericana, cuyos corifeos más entusiastas proceden del denominado Tea Party. Buscan una sociedad con intensas desigualdades sociales, en la que los sectores privilegiados sean cada vez más fuertes, en la que se privaticen los servicios básicos y en la que se deteriore lo público para la mayoría de la población. Se trata de una seria embestida de aquellos que Tzvetan Todorov ha llamado enemigos íntimos de la democracia, es decir, de los que se oponen al concepto del bien común y a los derechos de los ciudadanos.

Puede ser comprensible que algunos defiendan esa nueva sociedad. Pero hay que recordar que esa apuesta se ubica fuera de nuestra Constitución y de nuestro sistema de derechos fundamentales, que se incardinan en el modelo social europeo. Las medidas que se están acordando rompen el consenso constitucional y las bases fundamentales de la convivencia ciudadana. Además, no figuraban en el programa de ninguna fuerza política. Si desde el gobierno se pretende optar por la ruptura de los principios constitucionales, debería someter a referéndum todas esas medidas para que sea la ciudadanía la que decida, desde su soberanía democrática. Por otro lado, no resulta admisible que se nos pretenda imponer nuestro futuro desde la presión añadida de determinados organismos supranacionales no democráticos. Como ha señalado Jürgen Habermas, es la propia democracia la que ahora mismo está en juego.

Se nos presentan determinadas soluciones como técnicas, inevitables y únicas, cuando en realidad son meramente ideológicas. En los términos de Paul Krugman, podríamos afirmar que nuestro país tiene la misma capacidad tecnológica para producir riqueza que hace varios años. Por ello, si la situación ha empeorado no ha sido a causa de ninguna catástrofe natural, sino por determinadas decisiones incorrectas. Entre ellas, favorecer sin límites a las entidades bancarias, con los impuestos de toda la ciudadanía, a pesar de su responsabilidad en la situación económica actual. O negarse a exigir a quienes más tienen su necesaria contribución a una sociedad que les ha posibilitado generar su riqueza. O no impulsar el crecimiento económico para hacer posible el cumplimiento de los derechos sociales, a través de mecanismos de redistribución.

Lo que resulta evidente es que los recortes no llevan al bienestar, porque las medidas empobrecedoras solo pueden conducir a la ruina económica y social. Y a un aumento de la conflictividad. Por eso los sindicatos y cerca de doscientas entidades cívicas han convocado una marcha a Madrid para mañana, en la que puede ser la mayor manifestación de la historia de nuestro país. Hay motivos para ello, como la defensa del Estado Social reconocido constitucionalmente. Y no es que estén surgiendo millones de ciudadanos antisistema. Es que paradójicamente el sistema está empezando a excluir a la mayoría de la sociedad.

http://blogs.publico.es/dominiopublico/5809/perspectivas-de-ruptura-constitucional/

lunes, 10 de septiembre de 2012

Aunque puedan hacersele algunas objeciones al artículo de César Molinas publicado en El País, especialmente a la generalización que hace de la 'Clase Política' -aún sobreentendiendo que se refiere a los partidos mayoritarios y a los políticos que han hecho del servicio a la sociedad un privilegiado "modus vivendi"-,  y que ningún partido había previsto la tendencia a la que nos llevaría nuestra adhesión al Tratado de Maastricht, cuando en vísperas de ello Julio Anguita denunció claramente el riesgo que conllevaba, no puede por menos que valorarse muy  positivamente la denuncia explícita a los claros responsables de la actual situación, y de la metodología que éstos han utilizado para cometer el expolio de los recursos económicos del Estado.

Tampoco es muy acertado su comentario en relación a las más que discutibles disculpas del Rey -por causas personales- pero ello es comprensible conociendo la actual trayectoria 'borbónica' de EL PAIS que es quien, al fin y al cabo, paga al autor del artículo.


UNA TEORIA DE LA CLASE POLITICA ESPAÑOLA

Los Partidos han generado burbujas compulsivamente


César Molinas - EL PAIS - 12 Septbre. 2012


En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario. La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales. ¿Por qué una teoría? Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:

1. ¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?

2. ¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?

3. ¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie-salvo el Rey y por motivos propios- haya pedido disculpas?

4. ¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?

En lo que sigue, argumento que la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación. En este sentido forma una élite extractiva, según la terminología popularizada por Acemoglu y Robinson. Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular. Una reforma legal que implantase un sistema electoral mayoritario provocaría que los cargos electos fuesen responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de su partido, daría un vuelco muy positivo a la democracia española y facilitaría el proceso de reforma estructural. Empezaré haciendo una breve historia de nuestra clase política. A continuación la caracterizaré como una generadora compulsiva de burbujas. En tercer lugar explicitaré una teoría de la clase política española. En cuarto lugar usaré esta teoría para predecir que nuestros políticos pueden preferir salir del euro antes que hacer las reformas necesarias para permanecer en él. Por último propondré cambiar nuestro sistema electoral proporcional por uno mayoritario, del tipo first-past-the-post, como medio de cambiar nuestra clase política.

La historia

Los políticos de la Transición tenían procedencias muy diversas: unos venían del franquismo, otros del exilio y otros estaban en la oposición ilegal del interior. No tenían ni espíritu de gremio ni un interés particular como colectivo. Muchos de ellos no se veían a sí mismos como políticos profesionales y, de hecho, muchos no lo fueron nunca. Estos políticos tomaron dos decisiones trascendentales que dieron forma a la clase política que les sucedió. La primera fue adoptar un sistema electoral proporcional corregido, con listas electorales cerradas y bloqueadas. El objetivo era consolidar el sistema de partidos políticos fortaleciendo el poder interno de sus dirigentes, algo que entonces, en el marco de una democracia incipiente y dubitativa, parecía razonable. La segunda decisión, cuyo éxito se condicionaba al de la primera, fue descentralizar fuertemente el Estado, adoptando la versión café para todos del Estado de las autonomías. Los peligros de una descentralización excesiva, que eran evidentes, se debían conjurar a partir del papel vertebrador que tendrían los grandes partidos políticos nacionales, cohesionados por el fuerte poder de sus cúpulas. El plan, por aquel entonces, parecía sensato.

Pero, tal y como le ocurrió al Dr. Frankenstein, lo que creó al monstruo no fue el plan, que no era malo, sino su implementación. Por una serie de infortunios, a la criatura de Frankenstein se le acabó implantando el cerebro equivocado. Por una serie de imponderables, a la joven democracia española se le acabó implantando una clase política profesional que rápidamente devino disfuncional y monstruosa. Matt Taibbi, en su célebre artículo de 2009 en Rolling Stone sobre Goldman Sachs “La gran máquina americana de hacer burbujas” comparaba al banco de inversión con un gran calamar vampiro abrazado a la cara de la humanidad que va creando una burbuja tras otra para succionar de ellas todo el dinero posible. Más adelante propondré un símil parecido para la actual clase política española, pero antes conviene analizar cuáles han sido los cuatro imponderables que han acabado generando a nuestro monstruo.

En primer lugar, el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición. Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas. Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también, con canonjías en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.

En segundo lugar, la descentralización del Estado, que comenzó a principios de los 80, fue mucho más allá de lo que era imaginable cuando se aprobó la Constitución. Como señala Enric Juliana en su reciente libro Modesta España, el Estado de las autonomías inicialmente previsto, que presumía una descentralización controlada de “arriba a abajo”, se vio rápidamente desbordado por un movimiento de “abajo a arriba” liderado por élites locales que, al grito de “¡no vamos a ser menos!”, acabó imponiendo la versión de café para todos del Estado autonómico. ¿Quiénes eran y qué querían estas élites locales? A pesar de ser muy lampedusiano, Juliana se limita a señalar a “un democratismo pequeñoburgués que surge desde abajo”. Eso es, sin duda, verdad. Pero, adicionalmente, es fácil imaginar que los beneficiarios de los sistemas clientelares y caciquiles implantados en la España de provincias desde 1833, miraban al nuevo régimen democrático con preocupación e incertidumbre, lo que les pudo llevar, en muchos casos, a apuntarse a “cambiarlo todo para que todo siga igual” y a ponerse en cabeza de la manifestación descentralizadora. Como resultante de estas fuerzas, se produjo un crecimiento vertiginoso de las Administraciones Públicas: 17 administraciones y gobiernos autonómicos, 17 parlamentos y miles -literalmente miles- de nuevas empresas y organismos públicos territoriales cuyo objetivo último en muchos casos, era generar nóminas y dietas. En ausencia de procedimientos establecidos para seleccionar plantillas, los políticos colocaron en las nuevas administraciones y organismos a deudos, familiares, nepotes y camaradas, lo que llevó a una estructura clientelar y politizada de las administraciones territoriales que era inimaginable cuando se diseñó la Constitución. A partir de una Administración hipertrofiada, la nueva clase política se había asegurado un sistema de captura de rentas -es decir un sistema que no crea riqueza nueva, sino que se apodera de la ya creada por otros- por cuyas alcantarillas circulaba la financiación de los partidos.

En tercer lugar, llegó la gran sorpresa. El poder dentro de los partidos políticos se descentralizó a un ritmo todavía más rápido que las Administraciones Públicas. La idea de que la España autonómica podía ser vertebrada por los dos grandes partidos mayoritarios saltó hecha añicos cuando los llamados barones territoriales adquirieron bases de poder de “abajo a arriba” y se convirtieron, en la mejor tradición del conde de Warwick, en los hacedores de reyes de sus respectivos partidos. En este imprevisto contexto, se aceleró la descentralización del control y la supervisión de las Cajas de Ahorro. Las comunidades autónomas se apresuraron a aprobar sus propias leyes de Cajas y, una vez asegurado su control, poblaron los consejos de administración y cargos directivos con políticos, sindicalistas, amigos y compinches. Por si esto fuera poco, las Cajas tuteladas por los gobiernos autonómicos hicieron proliferar empresas, organismos y fundaciones filiales, en muchas ocasiones sin objetivos claros aparte del de generar más dietas y más nóminas.

Y en cuarto lugar, aunque la lista podría prolongarse, la clase política española se ha dedicado a colonizar ámbitos que no son propios de la política como, por ejemplo y sin ánimo de ser exhaustivo, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Banco de España, la CNMV, los reguladores sectoriales de energía y telecomunicaciones, la Comisión de la Competencia… El sistema democrático y el Estado de derecho necesitan que estos organismos, que son los encargados de aplicar la Ley, sean independientes. La politización a la que han sido sometidos ha terminado con su independencia, provocando una profunda deslegitimación de estas instituciones y un severo deterioro de nuestro sistema político. Pero es que hay más. Al tiempo que invadía ámbitos ajenos, la política española abandonaba el ámbito que le es propio: el Parlamento. El Congreso de los Diputados no es solo el lugar donde se elaboran las leyes; es también la institución que debe exigir la rendición de cuentas. Esta función del Parlamento, esencial en cualquier democracia, ha desaparecido por completo de la vida política española desde hace muchos años. La quiebra de Bankia, escenificada en la pantomima grotesca de las comparecencias parlamentarias del pasado mes de julio, es sólo el último de una larga serie de casos que el Congreso de los Diputados ha decidido tratar como si fuesen catástrofes naturales, como un terremoto, por ejemplo, en el que aunque haya víctimas no hay responsables. No debería sorprender, desde esta perspectiva, que los diputados no frecuenten la Carrera de San Jerónimo: hay allí muy poco que hacer.

Las burbujas

Los cuatro procesos descritos en los párrafos anteriores han conformado un sistema político en el que las instituciones están, en el mal sentido de la palabra, excesivamente politizadas y en el que nadie acaba siendo responsable de sus actos porque nunca se exige en serio rendición de cuentas. Nadie dentro del sistema pone en cuestión los mecanismos de capturas de rentas que constituyen el interés particular de la clase política española. Este es el contexto en el que se desarrollaron no sólo la burbuja inmobiliaria y el saqueo y quiebra de la gran mayoría de las Cajas de Ahorro, sino también otras “catástrofes naturales”, otros “actos de Dios”, a cuya generación tan adictos son nuestros políticos. Porque, como el gran calamar de Taibbi, la clase política española genera burbujas de manera compulsiva. Y lo hace no tanto por ignorancia o por incompetencia como porque en todas ellas captura rentas. Hagamos, sin pretensión alguna de exhaustividad, un brevísimo repaso de las principales tropelías impunes de las últimas dos décadas: la burbuja inmobiliaria, las Cajas de Ahorro, las energías renovables y las nuevas autopistas de peaje.

La burbuja inmobiliaria española fue, en términos relativos, la mayor de las tres que estuvieron en el origen de la actual crisis global, siendo las otras dos la estadounidense y la irlandesa. No hay duda de que, como las demás, estuvo alimentada por los bajos tipos de interés y por los desequilibrios macroeconómicos a escala mundial. Pero, dicho esto, al contrario de lo que sucede en EE UU, las decisiones sobre qué se construye y dónde se construye en España se toman en el ámbito político. Aquí no se puede hablar de pecados por omisión, de olvido del principio de que los gestores públicos deben gestionar como diligentes padres de familia. No. En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Caja de turno para ponerse a construir. Esto supuso un salto cualitativo en la capacidad de captura de rentas de la clase política española, acercándola todavía más a la estrategia del calamar vampiro de Taibbi. Primero se infla la burbuja, a continuación se capturan todas las rentas posibles y, por último, a la que la burbuja pincha… ¡ahí queda eso! El panorama, cinco años después del pinchazo de la burbuja, no puede ser más desolador. La economía española no crecerá durante muchos años más. Y las Cajas de Ahorro han desaparecido, la gran mayoría por insolvencia o quiebra técnica. ¡Ahí queda eso!

Las otras dos burbujas que mencionaré son resultado de la peculiar simbiosis de nuestra clase política con el “capitalismo castizo”, es decir, con el capitalismo español que vive del favor del Boletín Oficial del Estado. En una reunión reciente, un conocido inversor extranjero lo llamó “relación incestuosa”; otro, nacional, habló de “colusión contra consumidores y contribuyentes”. Sea lo que sea, recordemos en primer lugar la burbuja de las energías renovables. España representa un 2% del PIB mundial y está pagando el 15% del total global de las primas a las energías renovables. Este dislate, presentado en su día como una apuesta por situarse en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, es un sinsentido que España no se puede permitir. Pero estas primas generan muchas rentas y prebendas capturadas por la clase política y, también hay que decirlo, mucho fraude y mucha corrupción a todos los niveles de la política y de la Administración. Para financiar las primas, las empresas y familias españolas pagan la electricidad más cara de Europa, lo que supone una grave merma de competitividad para nuestra economía. A pesar de esos precios exagerados, y de que la generación eléctrica tiene un exceso de capacidad de más del 30%, el sistema eléctrico español ostenta un déficit tarifario de varios miles de millones de euros al año y más de 24.000 millones de deuda acumulada que nadie sabe cómo pagar. La burbuja de las renovables ha pinchado y… ¡ahí queda eso!

La última burbuja que traeré a colación, aunque la lista es más larga (fútbol, televisiones…), es la formada por las innumerables infraestructuras innecesarias construidas en las últimas dos décadas a costes astronómicos para beneficio de constructores y perjuicio de contribuyentes. Uno de los casos más chirriantes es el de las autopistas radiales de Madrid, pero hay muchísimos más. Las radiales, que pretendían descongestionar los accesos a Madrid, se diseñaron y construyeron haciendo dejación de principios muy importantes de prudencia y buena administración. Para empezar, se hicieron unas previsiones temerarias del tráfico que dichas autopistas iban a tener. En la actualidad el tráfico no supera el 30% de lo previsto. Y no es por la crisis: en los años del boom tampoco había tráfico. A continuación ¿incomprensiblemente? el Gobierno permitió que los constructores y los concesionarios fuesen, esencialmente, los mismos. Esto es un disparate, porque al disfrazarse los constructores de concesionarios mediante unas sociedades con muy poco capital y mucha deuda, se facilitaba que pasara lo que acabó pasando: los constructores cobraron de las concesionarias por construir las autopistas y, al constatarse que no había tráfico, amenazaron con dejarlas quebrar. Los principales acreedores eran ¡oh sorpresa! las Cajas de Ahorro. Los más de 3.000 millones de deuda nadie sabe cómo pagarlos y acabarán recayendo sobre el contribuyente pero, en cualquier caso, ¡ahí queda eso!

La teoría

Termino aquí la parte descriptiva de este artículo en la que he resumido unos pocos “hechos estilizados” que considero representativos del comportamiento colectivo, no necesariamente individual, y esto es importante recordarlo, de los políticos españoles. Paso ahora a formular una teoría de la clase política española como grupo de interés.

El enunciado de la teoría es muy simple. La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva, en el sentido que dan a este término Acemoglu y Robinson en su reciente y ya célebre libro Por qué fracasan las naciones. Una élite extractiva se caracteriza por:

"Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio".

"Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch".

"Abominar la 'destrucción creativa', que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter "la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo".  Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político".

Con la navaja de Occam en la mano, si esta sencilla teoría tiene poder explicativo, será imbatible. ¿Qué tiene que decir sobre las cuatro preguntas que se le han planteado al principio del artículo? Veamos:

La clase política española, como élite extractiva, no puede tener un diagnóstico razonable de la crisis. Han sido sus mecanismos de captura de rentas los que la han provocado y eso, claro está, no lo pueden decir. Cierto, hay una crisis económica y financiera global, pero eso no explica seis millones de parados, un sistema financiero parcialmente quebrado y un sector público que no puede hacer frente a sus compromisos de pago. La clase política española tiene que defender, como está haciendo de manera unánime, que la crisis es un acto de Dios, algo que viene de fuera, imprevisible por naturaleza y ante lo cual sólo cabe la resignación.
La clase política española, como élite extractiva, no puede tener otra estrategia de salida de la crisis distinta a la de esperar que escampe la tormenta. Cualquier plan a largo plazo, para ser creíble, tiene que incluir el desmantelamiento, por lo menos en parte, de los mecanismos de captura de rentas de los que se beneficia. Y eso, por supuesto, no se plantea.
¿Pidieron perdón los controladores aéreos por sus desmanes? No, porque consideran que defendían su interés particular. ¿Alguien ha oído alguna disculpa de algún político por la situación en la que está España? No, ni la oirá, por la misma razón que los controladores. ¿Cómo es que, como medida ejemplarizante, no se ha planteado en serio la abolición del Senado, de las diputaciones, la reducción del número de ayuntamientos…? Pues porque, caídas las Cajas de Ahorro -y ante las dificultades presentes para generar nuevas burbujas- la defensa de las rentas capturadas restantes se lleva a ultranza.
Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles.
La teoría de las élites extractivas, por lo visto hasta aquí, parece dar sentido a bastantes rasgos llamativos del comportamiento de la clase política española. Veamos qué nos dice sobre el futuro.

La predicción

La crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España. Las reformas necesarias para permanecer en el euro chocan frontalmente con los mecanismos de captura de rentas que sostienen dicho interés particular. Por una parte, la estabilidad presupuestaria va a requerir una reducción estructural del gasto de las Administraciones públicas superior a los 50 millardos de euros, un 5% del PIB. Esto no puede conseguirse con más recortes coyunturales: hacen falta reformas en profundidad que, de momento, están inéditas. Se tiene que reducir drásticamente el sector público empresarial, esa zona gris entre la Administración y el sector privado, que, con sus muchos miles de empresas, organismos y fundaciones, constituye una de las principales fuentes de rentas capturadas por la clase política. Por otra parte, para volver a crecer, la economía española tiene que ganar competitividad. Para eso hacen falta muchas más reformas para abrir más sectores a la competencia, especialmente en el mencionado sector público empresarial y en sectores regulados. Esto debería hacer más difícil seguir creando burbujas en la economía española.

La infinita desgana con la que nuestra clase política está abordando el proceso reformista ilustra bien que, colectivamente al menos, barrunta las consecuencias que las reformas pueden tener sobre su interés particular. La única reforma llevada a término por iniciativa propia, la del mercado de trabajo, no afecta directamente a los mecanismos de captura de rentas. Las que sí lo hacen, exigidas por la UE como, por ejemplo, la consolidación fiscal, no se han aplicado. Deliberadamente, el Gobierno confunde reformas con recortes y subidas de impuestos y ofrece los segundos en vez de las primeras, con la esperanza de que la tempestad amaine por sí misma y, al final, no haya que cambiar nada esencial. Como eso no va a ocurrir, en algún momento la clase política española se tendrá que plantear el dilema de aplicar las reformas en serio o abandonar el euro. Y esto, creo yo, ocurrirá más pronto que tarde.

La teoría de las élites extractivas predice que el interés particular tenderá a prevalecer sobre el interés general. Yo veo probable que en los dos partidos mayoritarios españoles crezca muy deprisa el sentimiento “pro peseta”. De hecho, ya hay en ambos partidos cabezas de fila visibles de esta corriente. La confusión inducida entre recortes y reformas tiene la consecuencia perversa de que la población no percibe las ventajas a largo plazo de las reformas y sí experimenta el dolor a corto plazo de los recortes que, invariablemente, se presentan como una imposición extranjera. De este modo se crea el caldo de cultivo necesario para, cuando las circunstancias sean propicias, presentar una salida del euro como una defensa de la soberanía nacional ante la agresión exterior que impone recortes insufribles al Estado de bienestar. También, por poner un ejemplo, los controladores aéreos presentaban la defensa de su interés particular como una defensa de la seguridad del tráfico aéreo. La situación actual recuerda mucho a lo ocurrido hace casi dos siglos cuando, en 1814, Fernando VII – El Deseado- aplastó la posibilidad de modernización de España surgida de la Constitución de 1812 mientras el pueblo español le jaleaba al grito de ¡vivan las “caenas”! Por supuesto que al Deseado actual –llámese Mariano, Alfredo u otra cosa- habría que jalearle incorporando la vigente sensibilidad autonómica, utilizando gritos del tipo ¡viva Gürtel! ¡vivan los ERE de Andalucía! ¡visca el Palau de la Música Catalana! Pero, en cualquier caso, las diferencias serían más de forma que de fondo.

Una salida del euro, tanto si es por iniciativa propia como si es porque los países del norte se hartan de convivir con los del sur, sería desastrosa para España. Implicaría, como acertadamente señalaron Jesús Fernández-Villaverde, Luis Garicano y Tano Santos en EL PAÍS el pasado mes de junio, no sólo una vuelta a la España de los 50 en lo económico, sino un retorno al caciquismo y a la corrupción en lo político y en lo social que llevaría a fechas muy anteriores y que superaría con mucho a la situación actual, que ya es muy mala. El calamar vampiro, reducido a chipirón, sería cabeza de ratón en vez de cola de león, pero eso nuestra clase política lo ve como un mal menor frente a la alternativa del harakiri que suponen las reformas. Los liberales, como en 1814, serían masacrados –de hecho, en los dos partidos mayoritarios, ya se observan movimientos en esa dirección.

El peligro de que todo esto acabe ocurriendo en un plazo relativamente corto es, en mi opinión, muy significativo. ¿Se puede hacer algo por evitarlo? Lamentablemente, no mucho, aparte de seguir publicando artículos como éste. Como muestran todos los sondeos, el desprestigio de la clase política española es inmenso, pero no tiene alternativa a corto plazo. A más largo plazo, como explico a continuación, sí la tiene.

Cambiar el sistema electoral

La clase política española, como hemos visto en este artículo, es producto de varios factores entre los que destaca el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas confeccionadas por las cúpulas de los partidos políticos. Este sistema da un poder inmenso a los dirigentes de los partidos y ha acabado produciendo una clase política disfuncional. No existe un sistema electoral perfecto -todos tienen ventajas e inconvenientes- pero, por todo lo expuesto hasta aquí, en España se tendría que cambiar de sistema con el objetivo de conseguir una clase política más funcional. Los sistemas mayoritarios producen cargos electos que responden ante sus electores, en vez de hacerlo de manera exclusiva ante sus dirigentes partidarios. Como consecuencia, las cúpulas de los partidos tienen menos poder que las que surgen de un sistema proporcional y la representatividad que dan de las urnas está menos mediatizada. Hasta aquí todo son ventajas. También hay inconvenientes. Un sistema proporcional acaba dando escaños a partidos minoritarios que podrían no obtener ninguno con un sistema mayoritario. Esto perjudicaría a partidos minoritarios de base estatal, pero beneficiaría a partidos minoritarios de base regional. En cualquier caso, el rasgo relevante de un sistema mayoritario es que el electorado tiene poder de decisión no solo sobre los partidos sino también sobre las personas que salen elegidas y eso, en España, es ahora una necesidad perentoria que compensa con creces los inconvenientes que el sistema pueda tener.

Un sistema mayoritario no es bálsamo de Fierabrás que cure al instante cualquier herida. Pero es muy probable que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España. En Italia es inminente una propuesta de ley para cambiar el actual sistema proporcional por uno mayoritario corregido: dos tercios de los escaños se votarían en colegios uninominales y el tercio restante en listas cerradas en las que los escaños se distribuirían proporcionalmente a los votos obtenidos. Parece ser que el Gobierno “técnico” de Monti ha llegado a conclusiones similares a las que defiendo yo aquí: sin cambiar a una clase política disfuncional no puede abordarse un programa reformista ambicioso. Y es que, como le oí decir una vez a Carlos Solchaga, un “técnico” es un político que, además, sabe de algo. ¿Para cuándo una reforma electoral en España? ¿Habrá que esperar a que lleguen los “técnicos”?

César Molinas publicará en 2013 un libro titulado “¿Qué hacer con España?”. Este artículo corresponde a uno de sus capítulos.

http://politica.elpais.com/politica/2012/09/08/actualidad/1347129185_745267.html