sábado, 17 de marzo de 2012


Huelga General



“No se rían, no se rían, que si no...” aconsejaba entre risas el presidente de los empresarios españoles a sus conmilitones de jolgorio, antes de expresar su parecer sobre la última reforma laboral.
Días después, los mismos empresarios han dejado claro, ante el anuncio de una huelga nacional, que “las huelgas no resuelven nada” y que “ahora no es el momento”. Y la ministra de Trabajo, perspicaz como siempre, también se ha sumado a la campaña desmovilizadora apuntando que “las huelgas no crean empleo”
Decir que la huelga no resuelve nada, no es verdad. De momento, a más de un mes de la huelga, su anuncio ya ha conseguido que, al menos, los empresarios y su gobierno dejen de reírse. Y no es que uno censure la carcajada como expresión de ánimo y humor, sino que celebro, sobre todo, la alegría general, ese regocijo que hará inoportuna cualquier huelga el día en que los empresarios y banqueros delincuentes, aunque sea llorando, se hospeden en la cárcel; ese día en que la gente recupere sus viviendas y ahorros, el derecho al trabajo siga siendo constitucional, y derechos humanos la salud y la educación, para no entrar en detalles. Ese sí que, en absoluto, será un buen momento para una huelga. El problema es que ese día no tiene fecha en el calendario, es más, ni siquiera tiene calendario.
Y aún aceptando que una huelga, al margen de interrumpir el alborozo empresarial y convertir en general el desahogo, no va a traducir a la justicia todas las demandas sociales pendientes, la verdad es que tampoco trabajar “resuelve nada”. Y si la huelga no crea empleo, tampoco crea empleo el gobierno que, por cierto, lo que sí ha venido a demostrar es su enorme capacidad y eficacia para aumentar el paro. De hecho, pronto los empresarios van a descubrir que las huelgas, además de inoportunas e ineficaces, también son innecesarias, porque ya nadie va a tener trabajo que declarar en huelga, ni siquiera los empresarios. Claro que, siempre les quedará Laponia.

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